Esta es una de las preguntas más habituales en mujeres que desean aumentar ligeramente sus senos. Y lo de “ligeramente” es un detalle tan importante que marca la diferencia, como veremos un poco más adelante.

¿Qué es mejor aumento de senos con grasa o implantes?

La respuesta es… que son dos técnicas diferentes, ¡pero también complementarias! En ocasiones, de hecho, el lipofilling se asocia a la prótesis mamaria para lograr mejores resultados perfeccionando volúmenes.

El lipofilling realmente es un transplante: un injerto de tejido vivo. Concretamente, de tejido graso.

Primero, tenemos que tener cierta cantidad de grasa sobrante (en pacientes extremadamente delgadas no es posible realizar esta técnica). Después, tenemos que saber bien cómo colocarla para que arraigue y se mantenga. Y por último, es importante saber que no sirve para aportar grandes volúmenes, puesto que parte de la grasa injertada se pierde.

Por lo tanto, el lipofilling o aumento de senos con grasa es una técnica ideal para aumentos de pecho más moderados y una alternativa excelente para pacientes adolescentes.

También se usa mucho en reconstrucciones de mama y tiene la gran ventaja de que no solo puede repetirse, al tratarse de una técnica muy poco invasiva, sino que además la propia grasa es muy beneficiosa para mejorar la calidad de retracción y recuperación de la piel.

Además, tiene la ventaja añadida de que primero debemos realizar una liposucción más o menos grande de una zona donante: por lo que muchas mujeres aprovechan la ocasión para deshacerse de los acúmulos de grasa localizados de determinadas zonas de su cuerpo, como la tripa o las famosas “cartucheras”.

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