Los cánones de belleza cambian a lo largo de los siglos, las décadas e incluso los años. Eso es innegable. Pero si algo se mantiene, es la idea de que el equilibrio y la proporción son sinónimos de belleza, salud y bienestar.

Cierto que hay casos en los que la propia paciente busca que su operación de aumento de pecho sea evidente. O que el tamaño de sus senos sea muy voluptuoso. Sin embargo, a pesar de las preferencias, es importante escuchar y tener muy en cuenta el asesoramiento del profesional de la cirugía estética. No solo por cuestiones estéticas, sino por motivos de salud a corto y largo plazo.

¿Cómo conseguir unos senos donde la naturalidad sea protagonista? ¿Es posible aumentar el volumen de las mamas sin perder de vista que queden totalmente integradas en la estructura del resto del cuerpo?

A continuación, analizamos qué factores influyen en que un pecho operado resulte natural.

Aumento de pecho natural

Analizar y dialogar: la comunicación cirujano-paciente

 Para conseguir un resultado lo más natural posible en una mamoplastia de aumento, es imprescindible evaluar detenidamente a la paciente. Los cirujanos profesionales, con gran experiencia y precisión en su trabajo, toman muchísimas medidas para calcular cuáles son las proporciones de la persona que va a ser operada.

En términos generales, al margen del estudio específico de cada caso, se tienen en cuenta factores genéricos como los siguientes:

  • La anchura de la mama preexistente: para conocer el espacio que tenemos para colocar una prótesis.
  • A qué distancia está situada la mama respecto al cuello y si existe descolgamiento.
  • Qué biotipo tiene la paciente y cuál es el tamaño y la configuración del tórax.
  • La propia altura de la paciente.

Debe existir un entendimiento entre los ideales y gustos estéticos de la paciente y la buena praxis del cirujano. Esto, que puede parecer anecdótico, es de vital importancia. Puesto que las expectativas de la persona que va entrar en quirófano deben estar consensuadas con el especialista, quien determinará qué tipo de prótesis, volumen y proyección son necesarias para alcanzar unos determinados resultados estéticos sin renunciar al bienestar ni la salud.

El peso y la estructura ósea de la paciente deben ir en concordancia, por ejemplo, con el volumen de la prótesis. Si ésta es de gran tamaño, pero la paciente es muy menuda, podríamos generar no solamente una sensación estética desequilibrada sino problemas para que los propios músculos y tejidos pudieran soportar el peso de dichos implantes.

El espacio de la mama preexistente también nos dará la clave a la hora de decidir unos implantes u otros. Si no respetamos esto, se generaría una clara sensación de tirantez: y la propia silueta del implante terminaría por percibirse. También podría ocurrir que las mamas quedasen demasiado “juntas”.

Salud, bienestar y equilibrio estético: todos estos factores son protagonistas de la ecuación de cualquier intervención de cirugía plástica, estética y reparadora.

Prótesis sí, prótesis no… ¿Qué tipo de prótesis son más naturales?

Hoy en día, no solo el abordaje de las mamoplastias y cirugías mamarias ha evolucionado enormemente respecto a décadas anteriores. La gran revolución de los implantes mamarios ha dado como resultado una gran versatilidad de opciones. Prótesis que se adaptan perfectamente a las necesidades de cada paciente, generando sensaciones visuales y táctiles mucho más naturales.

Por lo general, y en la gran mayoría de los casos, las prótesis anatómicas (su forma nos recuerda a una gota) son las que nos aportarán resultados mucho más naturales. Pero nunca podemos dejar de lado el análisis pormenorizado de cada caso concreto. Cada paciente puede ser un mundo en toda su complejidad, y puede requerir soluciones muy específicas.

Existen circunstancias especiales como el caso de mamas con malformaciones (las mamas tuberosas, por ejemplo), asimetrías graves o cuando no encontramos prácticamente nada de tejido mamario. En los dos últimos casos, unas prótesis redondas conseguirán el mejor resultado posible. En el caso de las mamas tuberosas es posible que se requiera colocar prótesis de tamaño diferente.

La cohesividad del propio gel de silicona con el que está fabricado el implante también puede marcar la diferencia respecto a que los resultados sean más o menos naturales. Un gel más blando provocará una mayor sensación de naturalidad al tacto. Pero tampoco podemos pasarnos y no contar con la firmeza requerida, puesto que la probabilidad de que aparezca rippling (rugosidades) aumenta si la cohesividad es demasiado blanda.

Unas mamas rígidas no son naturales: la importancia del movimiento

Seguro que todas tenéis en mente la imagen “noventera” de las operaciones de aumento de senos con prótesis redondas más que notables. Mamas que carecían prácticamente de movilidad, de una rigidez impensable hoy en día, que evidenciaban que un elemento ajeno al organismo estaba ahí.

Conseguir cierta oscilación es importantísimo. Una mama rígida que no coincide con los movimientos orgánicos de la paciente provoca una sensación muy extraña.

Buscamos firmeza, evidentemente, pero la ausencia de movimiento no es lo que pretendemos. Debe existir cierto “rebote” que acompañe. Sin ese pequeño balanceo, la sensación es profundamente antinatural.

¿Existen alternativas a las prótesis mamarias para conseguir unos pechos estéticos?

El lipofilling mamario con grasa autóloga, extraída de una lipodistrofia que estaba en un área localizada de la paciente, puede ser una intervención muy interesante en diversos casos. Principalmente porque, al tratarse de grasa que ya estaba presente en el cuerpo, las posibilidades de rechazo se reducen drásticamente. Y es una buena alternativa a los implantes mamarios para volúmenes no superiores a los 150-200 ml.

No obstante, es condición indispensable que la paciente pueda someterse a una liposucción previa, puesto que la clave de esta cirugía es el aprovechamiento de la grasa localizada extraíble de zonas no deseables, para que forme parte finalmente del área que necesitamos mejorar.

Por lo tanto, aquellas mujeres que no tengan acúmulos de grasa localizados que puedan extirparse, y/o cuyos volúmenes necesiten ser llamativos, no pueden ser candidatas para el lipofilling mamario.

También debemos tener en cuenta que, si bien es cierto que su apariencia y su sensación táctil son sumamente naturales, los senos rellenos con grasa autóloga pueden sufrir modificaciones en su tamaño a lo largo del tiempo. Puesto que su tamaño fluctuará conforme lo haga el resto de grasa de nuestro cuerpo, con los consecuentes aumentos o pérdidas de peso.

Hay mundo más allá del aumento de pecho: reducción y mastopexia

Por último, ciertamente nos encontramos con muchos casos en donde un aumento de pecho con prótesis no es la alternativa. O donde, además de la introducción de una prótesis, necesitamos realizar otro tipo de cirugías reparadoras para conseguir unos resultados naturales y estéticamente satisfactorios.

Otras cirugías mamarias muy comunes son las destinadas a reducir el volumen de los pechos (mamoplastia de reducción), o aquellas cuya finalidad es elevar los senos y corregir la ptosis (caída pronunciada de la mama), con resultados absolutamente naturales. Este tipo de intervenciones pueden acompañarse de introducción de prótesis o de lipofilling con grasa autóloga si se considera necesario.

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