¿Puede ser que haya tenido mamas tuberosas toda mi vida y no lo sepa?

La respuesta es rotundamente afirmativa. La gran mayoría de mujeres que tienen mamas tuberosas no lo saben. Sienten una gran disconformidad con su aspecto físico y no terminan de sentirse identificadas con el pecho que observan en el espejo. De hecho, se calcula que en torno al 20% de las pacientes que acuden a la cirugía estética o reparadora por no estar conformes con la forma de su pecho tienen mamas tuberosas.

Esto suele degenerar en graves problemas de autoestima de difícil abordaje. Porque, lo peor que puede pasarnos cuando nos sentimos mal con nuestro cuerpo, es no saber ponerle nombre al problema estético. Y pensar que somos diferentes, en el peor sentido del término: que sufrimos de una anomalía irremediable. La insatisfacción parte en muchas ocasiones de un gran desconocimiento respecto a qué le ocurre a determinadas partes de nuestro cuerpo.

¿Cómo podemos saber que nuestro seno antiestético es, en realidad, una mama tuberosa? ¿En qué consiste exactamente esta anomalía del pecho? ¿Cuándo puede empezar a detectarse una mama tuberosa? ¿Qué medidas existen para terminar con esa inseguridad o rechazo respecto a nuestra imagen corporal?

Pero, ¿y qué es una mama tuberosa?

La mama tuberosa también recibe otros nombres: pecho caprino, seno tubular o mama constreñida son algunos de ellos. La mama tuberosa se diferencia de un seno estético, principalmente, en que tiene forma de cono.

Si tienes la sensación de que la base de tus pechos parece estar oprimida por un anillo que impide su crecimiento de forma normal, es muy probable que tu pecho sea tuberoso. Además, este problema suele ir acompañado de un tamaño demasiado grande de las areolas (en algunos casos llega a ocupar la práctica totalidad del seno) y de ptosis (caída).

Se trata de una anomalía congénita que empieza a desarrollarse en la mama adolescente. La pubertad es el primer momento en el que pueden detectarse, por lo tanto, las mamas tuberosas. Y hemos de recordar que se trata de un periodo especialmente complejo en la conformación del carácter y de la madurez física y emocional de las mujeres.

Esta alteración genética condiciona el tejido de los senos: impide que estos tengan la elasticidad necesaria para que la glándula mamaria se expanda adecuadamente. Ese constreñimiento es lo que provoca su característica forma de cono.

Si el pecho está conformado por cuatro cuadrantes, los dos polos inferiores, en el caso de las mamas tuberosas, carecen del tejido mamario suficiente y adecuado para dar una forma redondeada al seno. La glándula tiende a herniarse y salir por el lugar de menor resistencia: la piel del pezón.

Este problema puede generarse en una sola o en ambas mamas. Y suele estar muy relacionado con asimetrías: alguno de los dos senos tiene un tamaño bastante mayor que el otro.

La importancia del diagnóstico, por parte de un especialista en medicina plástica, estética y reparadora, es absolutamente vital, puesto que la corrección de una mama tuberosa no pasa solamente por la colocación de una prótesis. Requiere una doble aproximación en el procedimiento: cirugía reconstructiva de la mama e implante. Esto es especialmente trascendente en los casos más leves, que a veces no se diagnostican correctamente. En estas pacientes la simple colocación de un implante mamario no rinde un resultado estético satisfactorio.

No se trata de una enfermedad hereditaria ni pueden ser las causantes de alguna patología física relacionada con su existencia. Sin embargo, los problemas psicológicos derivados de su presencia no deberían tomarse a la ligera. Los fuertes complejos e insatisfacciones pueden dificultar gravemente las relaciones de la paciente con su entorno en todos los ámbitos. De ahí la importancia de una detección precoz.

Características que las identifican: ¿cómo saber si tengo mamas tuberosas?

¿Cómo puedo saber si tengo una mama tuberosa? A continuación enumeramos algunas de las pistas más evidentes que nos indican que, muy probablemente, nuestro pecho sufre este tipo de malformación antiestética. Varias de estas características pueden darse de forma simultánea. O solamente alguna de ellas:

  • Tendencia del pecho a crecer con forma cónica o de tubo.
  • Asimetría en el volumen de las mamas.
  • Escaso desarrollo de la glándula mamaria
  • Presencia de una mama notablemente más grande que otra.
  • Sensación de tener los pechos excesivamente separados.
  • Subdesarrollo notable del polo inferior del pecho.
  • Surco submamario elevado y muy estrecho. Observar que el propio aro o la goma de sujeción inferior del sujetador se queda marcada muy por debajo de la ubicación del pecho.
  • Pechos marcadamente caídos (ptosis).
  • Areola demasiado grande comparada con el resto del pecho. En ocasiones, la areola llega a ocupar la totalidad del seno (megareola).
  • Protrusión cónica de la propia areola.

¿Qué tipo de cirugía puede solucionar un problema de mamas tuberosas?

Como anticipábamos, el tipo de aproximación quirúrgica que debe realizarse una vez hemos confirmado el diagnóstico de mamas tuberosas tiene dos vertientes:

  • Una parte reconstructiva: corrección de la forma del pecho y del tamaño de la areola si fuera necesario.
  • Otra parte dedicada a la colocación del implante adecuado: una prótesis anatómica.

Generalmente este tipo de intervenciones requieren la modificación de la areola, como ya hemos mencionado. De modo que, una vez obtenido el tamaño areolar deseado, se ha de proceder a liberar la glándula mamaria de su banda de constricción, para que pueda expandirse correctamente, dando como resultado un aspecto homogéneo.

Es por ello sumamente importante que la persona que vaya a realizar la cirugía sea un profesional de probada experiencia. Sin un correcto diagnóstico de la mama tuberosa los resultados estarán muy lejos de ser exitosos. Se pueden requerir incluso, cirugías posteriores.

Tras liberar la glándula, lo que suele estar más indicado para la mayoría de las pacientes es la colocación de una prótesis anatómica de alto perfil y baja altura que rellene estéticamente y con naturalidad los cuadrantes inferiores de la mama.

En numerosas ocasiones también hay que corregir las posibles asimetrías, o proceder de forma diferente respecto a cada pecho (puesto que presentan grados de tuberosidad distintos). No todas las pacientes requieren el mismo tipo de aproximación en su cirugía.

Incluso es posible aplicar lipofilling mamario con grasa autóloga para dar volumen y corregir este tipo de malformaciones. Depende de las necesidades de cada caso.

El postoperatorio de las mamas tuberosas no difiere demasiado de un aumento de pecho. Aunque se debe tener un cuidado especial con el proceso de recuperación de los tejidos del polo inferior del seno; un proceso que suele ser más lento. Puedes consultar más información sobre el posoperatorio de las mamas tuberosas aquí.

¿Puede una adolescente someterse a una cirugía de mamas tuberosas?

Es fundamental tener en cuenta que, antes de pasar por un quirófano para realizarnos una cirugía estética y/o reparadora, no solamente debemos contar con un grado de salud física determinado. Es vital contar con una madurez emocional y un estado mental equilibrado que nos haga ser plenamente conscientes y realistas respecto a la decisión que vamos a tomar.

Por ello, no suele ser recomendable intervenir a mujeres menores de 18 años. No solamente porque su proceso de desarrollo puede no haber llegado a su fin sino porque es probable que no hayan alcanzado todavía la madurez necesaria para entender el cambio al que van a someter a su cuerpo y el significado de portar unas prótesis mamarias a largo plazo.

Sin embargo, cada caso es siempre único y muy específico. La importancia que tiene el aspecto de las mamas para el desarrollo psicosocial y la autoestima en las adolescentes es muy grande. Por ello en muchos casos puede valorarse la intervención quirúrgica a partir de los 15- 16 años. En estas pacientes no colocamos prótesis y lo que nos ha dado mejor resultado es el lipoflling mamario con grasa autóloga. Esto nos permite mejorar la forma y el volumen de las mamas durante el periodo del desarrollo, en espera de una corrección mediante implantes en la edad adulta.

Cada mujer precisa una valoración individualizada de su problema para elegir la técnica más adecuada para ella. Por ello, la Doctora Beatriz González Meli, cirujana plástica especialista en mamas tuberosas tanto en pacientes adolescentes como adultas, garantiza un diagnóstico personalizado y un tratamiento adecuado a las necesidades de cada paciente.

¿Crees que tienes mamas tuberosas? ¡Escríbenos, termina con tus dudas y libérate de complejos!