En toda cirugía mamaria o de pecho se hace necesario un periodo de recuperación y postoperatorio para la adaptación de la paciente y su cuerpo al nuevo cambio realizado.

En general, tras la intervención, todo progresa de manera adecuada y sin complicaciones, pero esto no siempre sucede así. Pueden surgir imprevistos o reacciones adversas del propio cuerpo en su proceso hasta la recuperación total y que pueden necesitar mayor o menor tratamiento, dependiendo de su gravedad. Uno de estos contratiempos y de los más conocidos es el denominado seroma.

¿Qué es un seroma?

El seroma podemos entenderlo como una acumulación de líquidos corporales, producidos por el propio organismo, que se sitúan por debajo de la piel, próximos a la cicatriz de la cirugía.

Si bien son más probables cuando hay un corte y manipulación de la piel y del tejido graso (como pasa en la cirugía mamaria) no se trata de  una reacción ni mucho menos común. De hecho, se estima que los seromas son reconocidos como una complica­ción temprana de la cirugía de implantes mamarios en aproximadamente el 0,1% de los casos.

Esta anomalía se puede dar de manera temprana, generalmente en los primeros 7 o 10 días tras la intervención (seroma temprano) o de manera tardía, presentándose más allá del año de la intervención (seroma tardío). Siendo este último muy raro de ver y encontrar en las pacientes.

¿Por qué se puede producir u ocasionar un seroma?

No es un fenómeno extraño que nuestro cuerpo produzca líquido en cuanto el tejido que hay justo por debajo de la piel sufre algún tipo de daño o agresión. Cuando sometemos nuestro cuerpo a la cirugía realizamos un “daño” a nuestro cuerpo que tiene que reparar, por lo que se produce este líquido, que en principio no debería generar mayor complicación. El problema llega cuando se produce el despegamiento entre la hipodermis (que es la capa más profunda de la piel) y el tejido muscular, dando lugar a una cavidad que no debería estar ahí y que se rellena del líquido corporal.

Por otra parte, como los ganglios linfáticos y los vasos están alterados, el líquido que se acumula no se puede reabsorber. Por eso, a los 7 o 10 días de la cirugía es cuando generalmente se concreta el seroma (seroma temprano). Almacenando el suficiente líquido como para formar una zona abultada e inflamada.

Principales signos o síntomas de una seroma

Los principales síntomas o signos con los que podemos identificar un seroma podrían ser los siguientes:

  • Hinchazón local
  • Dolor en la región de la cicatriz
  • Salida de líquido claro o transparente por la cicatriz
  • Elevación de la piel que al tacto es suave en el sitio de la cicatriz
  • Piel rojiza y aumento de la temperatura alrededor de la cicatriz.

Si se presentan estas indicaciones que damos es importante acudir al cirujano que nos realizó la intervención o a un médico especialista para que analice la situación, vea si de verdad se trata o no de un seroma y plantee el tratamiento oportuno, en caso de ser necesario.

¿Se puede prevenir la aparición de un seroma?

Lo único que podemos hacer para prevenir la aparición de un seroma es seguir los consejos postoperatorios de nuestro cirujano. No hay secretos o fórmulas mágicas.

Cuando dejamos al cuerpo el descanso que necesita y la recuperación pertinente después de la intervención, se minimizan los riesgos de aparición de seroma o de cualquier complicación que pudiera surgir.

Posibles tratamientos para un seroma ¿Qué podemos hacer para que se cure?

No todos los seromas se tratan de igual manera, ya que la solución al problema tiene que ver con su nivel de gravedad; el cual dependerá principalmente de su tamaño y del nivel de repercusión en las cicatrices.

Cuando un seroma es de pequeño tamaño puede resolverse incluso sin intervención, pues el cuerpo lo reabsorbe solo. En cambio cuando los seromas son de un tamaño ya considerable, deben ser drenados. Este drenaje no precisa de reabrir la incisión o una nueva cirugía, sino de la inserción de un tubo de drenaje para eliminar el líquido a través de la propia cicatriz.

No obstante, hay casos más severos, casos en los que el drenaje no sería efectivo y se precisa de una intervención quirúrgica. Un tipo de caso o escenario que se da principalmente cuando han aparecido adherencias o complicaciones en la cicatriz, que sí o sí necesitarían de la cirugía.

Es importante destacar que independientemente del tipo de seroma, hay una posible solución y que nuestro cuerpo se recuperará y readaptará de manera adecuada.

¿Te preocupan los seromas a la hora de someterte a una cirugía mamaria? ¿Piensas que puedes estar padeciendo este problema? Sea cual sea tu situación puedes contactarnos para resolver todas tus dudas o preguntas. Una gran profesional como la Dra. Meli te dará las respuestas que necesitáis tú y tu cuerpo.